SIDONIE

La felicidad esa noche tenía banda sonora con nombre propio. Sidonie cantaba al amor y yo sonreía. La gente que llenaba el local también sonreía, y cantaba. Era uno de esos momentos a los que solo le falta ralentizar la imagen para que formen parte de un anuncio de telefonía móvil.

Un tipo con barba y gafas de pasta bailaba, y sonreía. Estaba tan contento de estar allí que lo quería compartir con su amigo, que sostenía una cerveza con cara escéptica escondido tras unas interminables rastas. No se movía. Era prácticamente el único. Mientras su amigo danzaba a su alrededor, él movía la cabeza de un lado a otro. No sé si era un gesto de vergüenza ajena o de qué sabía de antemano que el grupo no le gustaba ni le iba a gustar.

La sala seguía llenándose de felicidad. Con cada canción parecía que se hinchaba más y más. Yo miraba a mí alrededor fascinada. En las salas pequeñas esa sensación es todavía más contagiosa, porqué no se pierde entre la multitud. Ves los límites de la sala, casi puedes ver los rostros de todo el público, y ver tanta gente feliz me asombra.

Aunque lo mejor era girarme y encontrarme con esos ojos azules que me sonreían sólo a mi. Fue una de esas noches que llenan mi maleta de momentos mágicos.

Nunca olvidaré ese beso con el sonido del sitar de fondo.

Fue un gran concierto. El grupo desplegó todo su encanto y repertorio. Desde sus canciones más psicodélicas del principio, pasando por Fascinado, Costa Azul y el último disco, El Incendio.

El tipo de las rastas seguía sosteniendo una cerveza, pero ahora también sonreía, y bailaba. Creo que Sidonie se ganó un nuevo fan.

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Feeling down 01 del álbum SIDONIE (2001).

2 Respuestas a “SIDONIE

  1. Debo de estar de un desfasado de la leshe. A excepción de tus crónicas, jamás había escuchado a esta gente. Claro que, conociendo tu original gusto musical, no me extraña.

    Un besazo, guapa, y sige disfrutando!!!

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