Coincidir, disentir, ignorar

 

Coincidir o1712612851- disentir, la reflexión de Ana me hace pensar por segunda vez esta semana en lo poco que nos gusta escuchar, leer o intuir opiniones distintas a las nuestras. En las tertulias y debates enseguida nos posicionamos al lado de nuestros afines y pocas veces abrimos los oídos a otras ideas o posicionamientos. Escuchamos emisoras y vemos programas que nos reafirman en nuestras ideas y despreciamos por partidistas y poco objetivos los que no de acuerdo con ellas. Al mismo tiempo criticamos a los que piensan distinto que nosotros porque están aleccionados por sus medios afines. Y al final la mala leche nos embarga porque todo son acusaciones, discusiones, manipulación y mentiras.

Este verano ha sido largo, caluroso, no he viajado y creo que debería tomar un descanso de actualidad. Me está afectando la falta de espíritu crítico y no quiero que se me pegue.

La verdad es que ya no sé cómo informarme, ando un poco perdida, o me he vuelto excesivamente crítica o demasiado intransigente, porque últimamente en cuanto pongo cualquier informativo televisado parezco uno de los dos abuelos cascarrabias que en Los Muppets no paraban de ridiculizar al personal desde su palco del teatro.

Uno porque la mayoría de las veces desinforman, es decir, pierden el tiempo en auténticas chorradas sin importancia que no son noticia (el calor en verano y el frío en invierno) gastando minutos extra entrevistando a expertos en el tema (señora con abanico diciendo lo mal que ha dormido esa noche), dos, porque cuando se deciden a hablar sobre una noticia seria la mayoría de las veces te quedas con cara de “¿pero ya está?” “¿no van a explicar porqué pasa esto?” y por último porque cuando encuentran un filón de noticia con alta posibilidad de drama y lágrimas la explotan tanto que acabas preguntándote si estás viendo un telediario o el programa matutino/vespertino de crónica rosa.

Eso por no hablar de la uniformidad general de las cadenas generalistas y emitidas desde Madrid en el enfoque, contenido y hasta el orden de las noticias. Que parece que se llaman cada mañana para saber que se van a poner y salir conjuntados. Por supuesto me refiero a las televisiones “normales” que una quiere ser plural, pero me niego a sintonizar 13TV y similares, no sólo por disentir sino por no aumentar la audiencia de un canal que incita al odio tan descaradamente desde su capital episcopal.

En las redes sociales es más fácil ser plural, sigo a muchos medios, y me obligo a leer noticias de todos ellos, distintos enfoques de una misma verdad que me reafirman en mi convicción de que no existe esa verdad. Hay días que me salto muchos, no me apetece oir cosas con las que no estoy de acuerdo, otros días quiero asomarme al otro lado y ver otra perspectiva, y los menos no estoy segura de nada.

Bueno si, de que nunca hay que insultar, despreciar ni desear la muerte del discrepante. Eso dejémoslo para las películas distópicas de pensamiento único en las que estamos deseando que ganen los buenos y vuelva a haber libertad. Nos guste lo que oigamos o no.

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