SR. MOSTAZA

Se hicieron de rogar, no media hora, o tres cuartos, sino diez días. Concierto en la sala El Loco la noche de Reyes. Bien, buena manera de empezar el año. Cancelación. La sala tiene “problemas” con el Ayuntamiento y no puede hacer conciertos. Nueva fecha, parece que los problemas se solucionan. Nueva cancelación. Personalmente creo que a la Doña no le gustó verse retratada por Tonino en la susodicha sala, y no se lo perdona, a fecha de hoy todavía no tienen los permisos necesarios y han tenido que suspender los conciertos de esta semana.

Por fin anunciaron fecha definitiva en una nueva sala. Y no podían haber elegido otro día más apropiado, mi cumpleaños empezaría más o menos a mitad de concierto, que más podía pedir… bueno pedir, pedimos varias rondas de cervezas y chupitos en la barra, pero yo hoy iba a hablar de la actuación…

Y el concierto fue, como siempre, sencillamente genial. Presentaban (con muchas ganas) nuevo disco “Podemos sonreír”. Letras irónicas e inteligentes, melodías alegres, los excelentes coros de Paco Tamarit, el piano, siempre presente y la aguda locuacidad de Luis Prado entre canción y canción. Flotando… multitud de influencias musicales compartidas que hacen de cada concierto una experiencia única… aunque ya sea el cuarto que veo de la banda en un par de años.

Estupendas canciones con un montón de referencias a momentos y situaciones cotidianas, guiños generacionales… y una increíble calidad musical. Y si los temas propios causan furor entre el público, para que hablar de la que se arma con sus versiones de Video Killed The Radio Star, Lady Madonna…

Hablando de flotar… ha sido mi primer concierto libre de humos y he de decir que es un gustazo poder ver con claridad el escenario, que no te piquen los ojos y no tener que airear toda la ropa al llegar a casa. La sala había habilitado un pequeño balconcito en una de las salidas de emergencia donde se podía salir a fumar, y pese a su pequeño tamaño, no es que hubiera que hacer cola para acceder a él. Parece que la prioridad era la música…

Y mi cumpleaños… acabó tan bien como empezó. En buena compañía, con amigos, al sol, una estupenda tarta de chocolate… y mucho amor.

Os dejo con las dos canciones que más me gustan de su anterior disco. “Somos poco prácticos” y “Todo me recuerda a ti”, una de sus pocas canciones tristes, o como dice Luis Prado “la canción más triste que he oído nunca”, y si lo dice el autor…

CROISSANTS Y BOMBONES

Siempre me ha dado un poco de miedo hacer planes en fechas señaladas por si al final se tuercen, o salen mal, o simplemente acaban siendo un rollo. Eso temía de mi cumpleaños. El año pasado me lo pasé genial, fue una cena con amigos y todo salió mejor de lo que me esperaba, incluidas las sorpresas. Este año me había hecho ilusiones con un concierto que justo coincidía con mi día, seguro que lo iba a celebrar con apreturas porque la sala llenaría, pero era un estupendo comienzo de noche.

Y el concierto se canceló. Mis planes por los suelos.

Al final, el viernes en mi pre-celebración de cumpleaños una casualidad solucionó el problema. Un amigo me comentó que el sábado actuaba en una sala pequeña el Gran Wyoming y Los Insolventes. El los había visto hacía unos meses y se lo pasó en grande. Cambio de planes. Todos los presentes se apuntan, y dos más.

El sábado me despierto con sorpresas. En la cocina me espera el periódico, unos croissants recién horneados y un montoncito de regalos envueltos con mucho amor. El día promete.

A media mañana otra sorpresa inesperada, más regalos con amor. Estoy deseando que llegue la noche.

Y tras una siesta tardía, compras aceleradas e intentar convencer a mis hijos de que pasar la noche con sus primos es un planazo (cosa que no consigo en los 20 kilómetros que nos separan), por fin me quedo sola en el coche. Sigo viendo la cara enfurruñada de mi hijo, sacudo los remordimientos  y meto un CD. Unos kilómetros más y unos ojos azules me alegrarán la noche.

La noche resulta insuperable. Wyoming con su verborrea habitual, un grupo desconocido Los Insolventes con un sonido inmejorable, y todo un repertorio repleto de clásicos del rock, desde los Rolling, pasando por Chuck Berry, Bob Dylan, Zappa y hasta The Beatles versionados por el peculiar estilo del Gran Wyoming que en el escenario se hace todavía más grande. Me sorprende con su voz y su guitarra, no conocía su faceta musical en directo y el concierto es todo un éxito. No hay manera de tirarlo del escenario, no hace falta pedirle bises para que aguante dos horas y media disfrutando y haciendo disfrutar a todo el público que llena la sala.

Luego siguieron más caciques con cola (hasta perder la cuenta), más música, más amigos, otro regalo y una gran gran noche de la que tengo recuerdos difusos al final. Bueno no, del final me acuerdo. Y de que el ron era bueno porque no tuve resaca.

Ha sido un buen comienzo de mi nuevo año.

SIDONIE

La felicidad esa noche tenía banda sonora con nombre propio. Sidonie cantaba al amor y yo sonreía. La gente que llenaba el local también sonreía, y cantaba. Era uno de esos momentos a los que solo le falta ralentizar la imagen para que formen parte de un anuncio de telefonía móvil.

Un tipo con barba y gafas de pasta bailaba, y sonreía. Estaba tan contento de estar allí que lo quería compartir con su amigo, que sostenía una cerveza con cara escéptica escondido tras unas interminables rastas. No se movía. Era prácticamente el único. Mientras su amigo danzaba a su alrededor, él movía la cabeza de un lado a otro. No sé si era un gesto de vergüenza ajena o de qué sabía de antemano que el grupo no le gustaba ni le iba a gustar.

La sala seguía llenándose de felicidad. Con cada canción parecía que se hinchaba más y más. Yo miraba a mí alrededor fascinada. En las salas pequeñas esa sensación es todavía más contagiosa, porqué no se pierde entre la multitud. Ves los límites de la sala, casi puedes ver los rostros de todo el público, y ver tanta gente feliz me asombra.

Aunque lo mejor era girarme y encontrarme con esos ojos azules que me sonreían sólo a mi. Fue una de esas noches que llenan mi maleta de momentos mágicos.

Nunca olvidaré ese beso con el sonido del sitar de fondo.

Fue un gran concierto. El grupo desplegó todo su encanto y repertorio. Desde sus canciones más psicodélicas del principio, pasando por Fascinado, Costa Azul y el último disco, El Incendio.

El tipo de las rastas seguía sosteniendo una cerveza, pero ahora también sonreía, y bailaba. Creo que Sidonie se ganó un nuevo fan.

.

Feeling down 01 del álbum SIDONIE (2001).

SOULERIA

Este fin de semana, un amigo me descubrió a Pitingo. No soy muy de flamenco, por lo menos del puro, pero sí me gusta la fusión, Ketama siempre ha estado ahí, y La Mari, de Chambao, aunque tampoco he buceado mucho más en este tipo de música. Pero este sábado, mientras Pitingo llenaba el Palau de la Música de mi ciudad, yo disfrutaba desde el salón de mi casa del espectáculo que dio en el Teatro Calderón de Madrid, acompañado de Juan Carmona y el coro de Gospel “The Black Heritage Singers of New Orleans”.

Y no estuvo nada mal, fue un concierto tranquilo, solo éramos dos y no hay nada como un sofá, una manta, y buena compañía… y mira que a mí me gusta el directo.

Aunque me sigue gustando más el original de Roberta Flack allá en los 70, “Killing me softly with his song

SEÑOR MOSTAZA VS LADYTRON

A pesar de parecer el título de un cómic no es más que el resumen de mi fin de semana. Dos conciertos completamente distintos entre sí que únicamente compartían una cosa, el local donde tuvieron lugar.

El viernes era el concierto más esperado para mí. Actuaba el Señor Mostaza, grupo liderado por Luís Prado, pianista que ha colaborado con grupos como MClan, Ariel Rot y Quique González, entre otros. Y es que a pesar de ser valencianos, no había tenido oportunidad todavía de escucharlos en directo.

El grupo tiene un repertorio muy bitelesco, con influencias de Madness, The Kinks, The Who, ELO, Supertramp…. resumiendo, un sonido donde el piano es protagonista, las letras divertidas y tragicómicas, unos acordes y coros impecables.  Y así empezó el concierto, con Luís Prado haciendo reír al personal entre canción y canción, y el personal disfrutando de cada tema, tanto de su último trabajo “Somos poco prácticos” como de sus dos anteriores discos, “Mundo Interior” y “Pianoforte EP”, trabajos que recomiendo muy mucho.

Acabó el concierto, y cómo el amigo con el que fui conocía al grupo desde su época de Instituto tuve la suerte de conocer a Luis Prado, que parece ser ese tipo de personas que aúnan inteligencia y sentido del humor, con una cordialidad pasmosa. Vamos, que la noche, que no acabó ahí por supuesto, fue perfecta.

Os pongo “Ahora comprendo bien”, una canción de su anterior trabajo “Mundo Interior”, ya la puse en un anterior post pero es que no he encontrado ninguna otra canción por la red que tenga tan buen sonido e imagen. Os dejo en el enlace son su espacio en MySpace y os recomiendo la canción “Somos poco prácticos” (y “Ser vulnerable”, y “Todo me recuerda a ti”, y …)

 Tras medio sábado para recuperarme, los únicos supervivientes a la noche del viernes, mi amigo Sam y yo, nos presentamos de nuevo en la puerta de El Loco, para ver a un grupo totalmente distinto, Ladytron. (Intentamos que nos hicieran rebaja en la puerta por repetir en tan poco tiempo pero no coló).

Ladytron es un grupo británico de electropop y el nombre se debe a una canción de Roxy Music. No utilizan samples ni sonidos pregrabados, lo tocan todo en directo utilizando sintetizadores, y además llevan batería y guitarras. Las dos cantantes Helen y Mira tienen una estética futurista con el negro como color dominante, algo que ya se adivinaba al ver el público que hacía cola esperando la apertura de puertas y abarrotaba los garitos cercanos.

El grupo sonó bien, presentaba su último álbum “Velocifero”, y las chicas no sonrieron ni una sola vez, muy en su línea estética. Pero el público disfrutó, estábamos mucho más apretados que la noche anterior y el sonido no era tan limpio, pero fue divertido. No es mi estilo de música favorito, pero me recordaba a Kraftwerk y todo hay que decirlo, las voces sonaban muy bien con ese toque distorsionador característico de este tipo de música.

Os dejo con el video clip de “Ghosts” su último single.

Y nada como todo un domingo para recuperarse de tanta nota.

QUE EL TIEMPO NO TE CAMBIE

Cae una fina lluvia en Valencia y por fin ha llegado el gran día, llevo esperándolo desde que me enteré que Tequila volvía a reunirse para tocar y deseándolo desde que los conocí hace veinticinco años.

Mi socio y yo hemos empezado los previos hace una hora, primero en el despacho entonándonos con Tequila a todo trapo en cuanto se han ido los últimos clientes y empleados, luego debajo del despacho, en el bar de siempre, mirando al cielo y rogando que dejara de llover.

Nos reunimos con el resto de amigos y nos dirigimos hacía la Plaza, sigue lloviendo pero no se suspende. Cuando entramos el primer grupo ya está tocando, Guille Milkway o lo que es lo mismo, La Casa Azul, acaba de empezar a tocar. Pop electrónico y divertido que hace bailar a todo el mundo, es ese tipo de música que te hace sacar el abba que todos llevamos dentro (es decir, que bailas haciendo el bobo, pero riéndote mucho).

Con el siguiente grupo intentamos acercar posiciones hacía el escenario. Me quedo pegada a cada paso que doy, la lluvia es fina e intermitente, no me molesta, pero el suelo es ya toda una capa de barro amarillo. Miro consternada mis botas nuevas, que hace un momento eran negras. Mi socio se parte de risa, y se me pasa el disgusto.

Los Orxata Sound System (se nota que son del país), mezclan música tecno, reggae, ska, hip-hop y lo que se tercie. Aunque no les hice mucho caso porque que durante su actuación estuve saludando a unos amigos que encontré y haciendo diversas colas (cervezas, lavabos, cervezas…). Incluso me perdí la lipotimia de mi amiga y su salvación de ser pisoteada entre el barro por parte de mi socio (no podía ser otro).

Y por fin Tequila entra en escena. No estaban todos, faltaban Julián Infante y Manolo Iglesias fallecidos hace unos años, y Felipe Lipe que se retiró de la gira en el último momento. Pero estaban Ariel y Alejo. A Ariel no he dejado de verlo nunca, le he seguido en solitario, con Los Rodríguez, y de nuevo en solitario, su música forma parte de muchos de mis momentos. Pero a Alejo nunca lo había visto en directo, y tenía grabada en mi cabeza la imagen de ese chico delgaducho que vestía pantalones de pitillo de colores chillones y bailaba como Mick Jagger, con esa voz suya tan personal. Y allí estaba ahora, con unos pantalones verdes pitillo, moviéndose un poco menos, pero con su inconfundible voz, dando gracias a los presentes por aguantar la lluvia sin paraguas.

El concierto fue genial, sonaron muy bien, cantaron todos sus clásicos y la gente saltó, coreó, y bailó todas sus canciones. A nadie le importó la lluvia que caía cada vez con más fuerza, y cuando acabaron queríamos más, hicieron un único bis, con un “Salta” apoteósico ante un público enloquecido.

Salimos empapados, embarrados y contentos. Mi socio (que se salía) y yo (muerta de la risa) alargamos un poco más la noche, hasta que no pudimos más. Fue una noche memorable, uno de esos conciertos que nunca se olvidan, como aquel de hace un año en Barcelona… (Casi con la misma resaca).

Y os dejo con las dos versiones de un mismo tema, “Que el tiempo no te cambie”, un directo de este año 2008 y una actuación de 1980. Yo creo que no hemos cambiado tanto ¿no?

 

Y para los que no conocen a La Casa Azul, les dejo uno de sus éxitos: Revolución Sexual. (Y se la dedico a Quino que una vez dijo que le gustaban).