LO SIENTO

No he sabido que decirte. Solo me ha salido eso… lo siento, lo siento tanto…

Recuerdo momentos preciosos y mágicos. También la ansiedad, los nervios antes de cada encuentro, la incertidumbre de si te volvería a ver… casi cada vez que te despedías de mí, la inmensa tristeza de la separación, tan necesaria y tan poco deseada.

Nunca me he arrepentido de haberte amado. A pesar del riesgo, asumido (sufrido) por ti. Me diste tanto amor y tanta pasión que siempre he creído que nuestro reencuentro, sobre todas las demás cosas, nos había llevado a ese amor que no pudo ser en el momento en que quizás debía haber sido. Y que al final, siempre nos quedaría esa amistad tan especial… para siempre.

Ahora siento el daño que te está causando. Tu voz rota me ha acompañado todo el día…  y no podía hacer nada por ayudarte. Nunca más…

 

Lo siento.

METATARSALGIA

Si no fuera porque el médico de urgencias sólo me ha recetado Fastum Gel, un antiinflamatorio suave y reposo relativo (justo ahora que me quedan todos los regalos de navidad por comprar), me habría asustado con la palabreja.

Como soy muy curiosa y no he acabado de entender las escasas explicaciones del doctor (que ya se iba a comer) he aprovechado que junto a la palabra diagnóstico estaba claramente escrito “Metatarsalgia” para buscarlo en Google. Allí he descubierto que estoy dentro del grupo de riesgo mayoritario: mujeres entre 20 y 50 años ¿? y que las causas pueden ir desde el estrés mecánico producido por el calzado inadecuado (tacones) hasta algún problema reumático. Yo no llevo tacones, pero si tengo que ponérmelos para descartar el reuma, hago el esfuerzo (aún a riesgo de cambiar metatarsalgia por esguince).

Eso ha sido a la hora de comer (gracias socio por llevarme y esperarme). Así que después de comer un bocadillo medio frío en el despacho a las cuatro de la tarde solo deseaba llegar a casa, preparar una sopita caliente para cenar y meterme debajo de la manta a leer un rato. Pero como me ha comentado hoy una amiga, la Ley de Murphy existe y a los diez minutos de llegar, con el cazo encima de la placa y mi dedo pulsando el botón de encendido… se ha ido la luz.

Una vez solventado el problema de la cena (comida china a domicilio, no renunciaba a cenar caliente) he llamado a mi teléfono particular de urgencias  y mi socio se ha presentado linterna en mano (gracias de nuevo por venir, es lo que pasa por ser tan apañao). En ese momento mi reposo relativo ya se había ido al garete porque la avería era general, no funcionaban los telefonillos (ni el ascensor) y alguien que no tuviera miedo a la oscuridad tenía que bajar a abrir a la china que traía la cena (y volver a subir, por supuesto), luego hemos seguido subiendo y bajando para intentar localizar la avería (alguien tenía que aguantar la linterna), sin conseguirlo. Afortunadamente mi socio, que es experto en soportar las interminables melodías publicitarias y teleoperadoras inoperantes de cualquier compañía de servicios, ha aguantado todos los filtros hasta que una voz al otro lado ha tomado nota del aviso. Así que cuando a las diez y media me he sentado a cenar el arroz tres delicias casi frío estaba dolorida, medio congelada y seguía a oscuras.

Menos mal que todavía me quedaban una buena ración de las endorfinas generadas este fin de semana y ni el frío, ni mi pie, ni Iberdrola han conseguido ponerme de mal humor.

Y uno de esos generadores de felicidad fue el señor Luis Prado. Concierto íntimo acústico de Señor Mostaza en La Caverna. Insuperable, como siempre.

Momento-monólogo-canción de otro concierto insuperable:

EL CLUB DE LAS CANCIONES. Salir corriendo.

Es lo que aconsejaría a cualquier mujer u hombre ante la primera agresión. Da igual que sea verbal, física o psíquica. Salir corriendo. Sin mirar atrás. No es cuestión de perdonar o no, es cuestión de dignidad. De que no te pisoteen. De que no te anulen.

Como dice AMARAL. Hay que salir corriendo.

EL GOBIERNO OBSTACULIZA LA EMISIÓN DE UN ANUNCIO DE AMNISTÍA INTERNACIONAL… OTRA VEZ

El Ministerio de Industria ha obstaculizado de nuevo la emisión de un anuncio de Amnistía Internacional. De nuevo ha negado el carácter de servicio público o interés benéfico del anuncio. De nuevo no podrá emitirse en los canales nacionales y autonómicos de televisión al denegarle la exención de cómputo publicitario.

Esta vez se denuncian violaciones de derechos humanos en Zimbabwe y Egipto. Pero como dice el comunicado de Amnistía:

“Mas allá de la difusión de un anuncio concreto, lo que preocupa es que el gobierno considere que el anuncio de Amnistía Internacional no es de interés social”.

“Los derechos humanos nos conciernen a todas las personas que nos atrevemos a soñar con conseguir un mundo más justo y más libre.”

Y yo me uno a la determinación de lograr un mundo donde no se juegue con los derechos humanos. Un mundo mejor.

Más información sobre esta noticia.

 

De paso os dejo otra campaña: Te han tocado dos balas.

“Cada año se fabrican en el mundo dos balas por cada habitante del planeta. Y cada minuto una persona muere víctima de la violencia armada.»

 

Pide al gobierno que apoye la elaboración de un tratado Internacional sobre Comercio de Armas en la Asamblea General de Naciones Unidas.

 

 

Web de Amnistía Internacional: http://www.es.amnesty.org/

HOMENAJE A MI (EX)ANGIOMA

Hace un rato que he llegado del hospital, hoy tenía que quitarme un trocito de mi, algo que me ha acompañado desde que nací y que últimamente me molestaba un poco (nada grave), oía a las enfermeras en quirófano llamarlo «malformación» y no lo identificaba, era «mi señal»…. era

Yo soy gemela univitelina (término médico), es decir, idéntica, por lo menos nuestros primeros 30 años de vida, hace unos cuantos que se nos diferencia perfectamente, (a menos que hablemos por teléfono, entonces, no, seguimos teniendo la misma voz). Pues eso, lo que me han quitado hoy era «mi señal» (angioma le pusieron los médicos, yo nunca le llamé así), solo lo tenía yo, era un pequeño corazón en mi muñeca derecha, rojo, pequeño, me servía para calentarme la punta de la nariz en invierno (los demás niños no me creían hasta que lo tocaban y notaban que estaba caliente), también hacía subir la temperatura de los termómetros con ella, y sobre todo, sé que soy yo, que no soy mi gemela, que mis padres no se confundieron un buen día y me empezaron a llamar con el nombre de mi hermana, porque yo tenía mi marca, y mi nombre siempre me gustó (mucho más que el de mi hermana, en eso tuve suerte), me reconozco en las fotos si se me ve la señal, o su ausencia, por eso sabemos mi hermana y yo quien es quien.

Por eso me sabía mal que lo llamaran malformación congénita, fístula arteriovenosa… y esos términos médicos que suenan tan mal. Pero bueno, ya no la tengo, últimamente me molestaba un poco, había crecido… y me tuve que despedir de él.

Y tumbada en el quirófano, …ha sido una hora larga, oía a los cirujanos comentar lo que costaba separarla de mi, cerrar todos los capilares, sus ramificaciones… parecía que no se quería ir… y por un momento me he sentido culpable.

Y con miedo, soy una persona que tengo plena confianza en los médicos, cirujanos, enfermeros… pero no puedo evitar sentir una sensación de indefensión cuando me encuentro en sus manos, sin entender lo que dicen, con el brazo izquierdo inmovilizado con la vía para el gotero, con el brazo derecho inmovilizado mientras lo manipulaban, sin sentir dolor pero sintiendo sensaciones en la piel que no sabes identificar (que no quieres identificar), deseando que acaben, con un frío que se adueñaba de mí y creo que partía desde dentro, era una mezcla de todas esas sensaciones…. Por no hablar, por supuesto, del paseo que te dan en camilla desde tu habitación hasta la planta de los quirófanos, mientras la gente en los pasillos te mira con esa mezcla de curiosidad y pena (la misma que cuando tu te preguntas “que pena, tan joven, ¿Qué le pasará? ¿será grave?). Y yo intentaba mantener una charla con el guapo enfermero que me transportaba a través de pasillos y ascensores, e intentando mantener mi dignidad dentro de mi posición y mi pijama.

En fin, que duele un poco ahora, pero nada que unos nolotiles no puedan aliviar.

Y lo que me ha costado escribir esto con la mano izquierda (solo), el ratón ni lo intento.