La noche se le estaba haciendo larga. Desde que era incapaz de conciliar el sueño por las noches no sabía qué hacer con tanto tiempo. El hambre solía atacarle pasadas las doce, pero una vez había comido un poco ya no sabía en qué entretenerse. Había leído varias veces casi todos los libros que tenía. Se sabía de memoria toda su colección de cine. Y la programación nocturna era un asco.
Se acordó de la primera vez que le pasó. Fue después de una noche increíble e interminable. Un viejo amigo de paso por la ciudad le invitó a una fiesta. Gente guapa, música, sustancias que nunca había probado… a partir de la madrugada sólo podía recordar momentos, instantáneas que se sucedían dentro de su mente. Una mujer de ojos negros, una cama de sabanas muy blancas, escenas de sexo que no sabía si había protagonizado o simplemente observado. A la mañana siguiente se despertó en su cama, desnudo. La cabeza a punto de estallarle. No recordaba como había llegado hasta allí. Esa fue la última vez que durmió de noche.
Al principio le dio por salir. Como nunca lo había hecho. Hasta casi el amanecer. Sus amigos de toda la vida estaban ya retirados de la marcha nocturna, y pensó en la primera noche que decidió salir solo, a aquel after. Fue entonces cuando se dio cuenta de la cantidad de noctámbulos que había por el mundo.
Durante esa época conoció gente de todo tipo, edad, raza y condición. Algunos le parecieron interesantes, otros, simplemente, unos fracasados de la vida que no tenían donde caerse muertos y por eso alargaban las noches hasta que casi las unían con el día.
Pero se había cansado, los años no perdonan y cada vez le costaba más salir, sobre todo en invierno. Enfrentarse al frío para intentar encontrar algo de calor humano en algún rincón de la ciudad…
Faltaban un par de horas para el amanecer y volvía a tener hambre. Le daba tanta pereza… se dirigió a la cocina y abrió la nevera. Le quedaba para un par de noches, luego tendría que volver a salir. Cogió uno de los últimos cuatro frascos y bebió hasta la última gota de sangre.
Aunque sabía que cuando se acabasen y le volviese de nuevo la sed… nada le retendría en casa.
All night long. Peter Murhpy
El único requisito propuesto por Jose Alberto era que eligiésemos una canción que inspirara nuestro relato. Podéis leer más relatos en los blogs de:
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