LOS NUMEROS SIN CORAZON

Ana hablaba de los números como valor cualitativo a la hora de que una noticia, sobre todo si hablamos de muertes, sea más importante, valorada o impactante. Pero también habla de que a igualdad numérica no todos los números significan lo mismo. Le doy toda la razón. Lamentablemente parece que no afectan igual 147 estudiantes africanos muertos que 150 viajeros europeos. Como siempre, cuanto más cerca más impacto, o eso dicen.

Muchos discutieron o se escandalizaron de esas diferencias en el tratamiento de la noticia cuando los muertos no son blancos, vecinos y europeos como pasó con las multitudinarias manifestaciones contra el atentado de Charlie Hebdo y el ostentoso silencio en comparación con la masacre de dos mil personas en Nigeria por el grupo Boko Haram, nosotras también.

Y no ha cambiado mucho desde entonces, se refuerza la empatía en las noticias de los muertos cercanos a nosotros en nacionalidad y raza, con esos familiares destrozados por la tragedia, donde se pone rostro, nombre, apellidos, ocupación, hobbies y declaraciones de amigos. Se pone cuidado de no mostrar imágenes que puedan herir sensibilidades, de su muerte nos quedan flores y monolitos conmemorativos. Sin embargo, de las masacres y muertes de Africa o de Oriente Medio se nos muestra con todo lujo de detalles la sangre, los cadáveres, la destrucción, y de manera breve la desolación de las familias, pero sin entrar en detalles, sin nombre, sin contarnos que esas personas tenían una vida normal, esperanzas de futuro, una familia y amigos.

Nos acostumbramos a ver determinados lugares y países en eterno estado de guerra y destrucción, así que nos parece hasta normal que sucedan esas masacres, es como si tuvieran que estar acostumbrados. Al contrario que nosotros, que vivimos en un entorno pacífico y seguro, donde una bomba o un suicida loco puede romper esa paz. El mensaje que acaba calando en nuestra mente es ese, que allí la muerte es casi normal.

Nadie se acuerda de cuando Irak era un país donde la gente trabajaba, compraba, estudiaba, se divertía… o Siria, incluso en Afganistán, donde en los 70 las chicas llevaban minifalda. Países como el nuestro, gente como nosotros, con las mismas preocupaciones cotidianas y leves diferencias culturales, religiosas o gastronómicas, menos de las que a veces creemos.

En un mundo tan globalizado como el nuestro, donde las fronteras prácticamente solo sirven para vender armas, un  mejor conocimiento de las diferentes culturas ayudaría a combatir esa intolerancia que es la gran enemiga del hombre, desde siempre.

Me gusta ver película iraníes, iraquíes, hindús… (si, soy así de rara) y reconozco que a veces me sorprende ver que en esos países que siempre imaginamos en guerra, con conflictos o pobreza extrema, también hay argumentos y situaciones tan cotidianos, normales o melodramáticos como en cualquier otro lugar del mundo.

Que solo cambia el paisaje.

Una recomendación: A Separation. de Asghar Farhadi  (Irán)

NOS QUIEREN IMBÉCILES

Más que creernos imbéciles, nos quieren volver imbéciles. Y la verdad, mucha oposición no encuentran por nuestra parte, sobre todo, por parte de la gran mayoría que cree que la única realidad que existe es la que sale en televisión o nos venden en los medios oficiales de comunicación, esos que actualmente manejan grupos financieros y que defienden sus intereses económicos y no la libertad de prensa.

Un ejemplo de rabiosa actualidad: si preguntas por la calle cual es actualmente el país más antidemocrático e inseguro de Latinoamérica seguro que casi todos van a señalar a Venezuela. ¿Por datos concretos y objetivos? No, sobre todo por el bombardeo interesado en los últimos meses con tal de desprestigiar a los de Podemos, que da igual cual sea su programa, su peor crimen como formación es que sus miembros más visibles mostraran su simpatía por Chavez o asesoraran a ese gobierno en el pasado.

A eso se le llama crear una realidad distorsionada, al proceso de manipulación mental por medio de imágenes y mensajes audiovisuales hasta que los individuos pierden progresivamente su capacidad de definir la frontera entre lo verdadero y lo falso fuera de los conceptos que le han sido implantados a través de masivas campañas informativas (o desinformativas).

El caso de Venezuela, es como si a la inversa un extranjero intentará informarse de la situación política de nuestro país leyendo exclusivamente La Razón o el ABC, muy muy objetivo no sería.

Por ejemplo: la última victima del chavismo, el alcalde Antonio Ledezma, admitió haber participado en un complot golpista en el año 2002, volvió a intentarlo en junio de 2014 y de nuevo quiso resucitarla este año. Pero lo que yo he visto principalmente en televisión es que se le trata de demócrata injustamente perseguido por Nicolás Maduro, aunque no ha sido él quien ha dado la orden de detenerlo ya que según otros medios ha sido la Justicia venezolana y cuando sea juzgado tendrá la posibilidad de defenderse. Pero eso no se dice en las noticias, solo nos cuentan una parte, la que quieren vender, y eso me hace desconfiar de todo lo que cuentan. Vamos como si trataran a Tejero o a Ynestrillas en la prensa internacional de inocentes demócratas de toda la vida.

En Méjico la impunidad por violaciones de derechos humanos sigue siendo la norma según denuncia Amnistía Internacional, más de 22.000 personas han desaparecido desde 2006 sin contar con las muertes por la represión policial. La ONU denuncia que la tortura es generalizada y la impunidad absoluta. Es uno de los países más peligrosos del mundo, sin embargo el periódico El País afirma:

“México es y seguirá siendo destino de las inversiones extranjeras. Las agencias calificadoras han dado un espaldarazo al Gobierno mexicano, pese a los recientes episodios de violencia que han sacudido al país… Los problemas de violencia que se viven son preocupantes y nos apenan mucho, pero no inciden en la fortaleza del país, ni desincentivarán la entrada de riqueza”.

Defensores de los derechos humanos de Colombia, Chile, Honduras, Guatemala y Honduras no merecen ni un solo minuto en las televisiones ni en los periódicos. Si salimos del ámbito de Sudamérica esto mismo lo podemos extrapolar a cualquier otro país que no respeta los derechos humanos tanto sistemática como ocasionalmente.

Nadie se rasga las vestiduras cada vez que en Arabia Saudí detienen a un opositor al régimen, pero claro, nuestra familia real se lleva bien con la suya, por no hablar de la venta de armamento que supone un 14% del volumen total de nuestras exportaciones de armas.

Como dice Chomsky “Mantener la atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a la granja con los otros animales (cita del texto Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.

manipulacion

Subobjetividad

Habla Ana de la carga ideológica que lastra el actual periodismo, y que dependiendo del ideario o tendencia de cada medio de comunicación se enfocan las noticias (sobre todo las políticas y económicas) de una manera más o menos favorable o desfavorable. Yo creo que es algo inevitable, la objetividad es algo tan subjetivo a veces que muchas veces no solo depende del que redacta o transmite la noticia, sino del lector, espectador o radio oyente que la recibe con expectativas concretas.

Porque nosotros también estamos predispuestos a analizar las noticias de acuerdo con nuestra ideología política, así que mientras yo estoy viendo una rueda de prensa de la señora Cospedal y lo que me transmite es confusión, prisa y falsedad, mi padre asiente con la cabeza a todo lo que la señora dice porque para él está diciendo la verdad, y es normal que esté indignada a la vez que triste y sobrepasada por las circunstancias.

Para mí la objetividad significa transmitir un conjunto de hechos aportando la mayor cantidad de datos posibles y distintos puntos de vista, pero es casi imposible separar a las personas de sus subjetividades, prejuicios e ideologías, aunque lo intenten, con lo que dependerá de su profesionalidad el que a pesar de no estar de acuerdo con el desarrollo de un acontecimiento intenten mostrarse lo más neutrales posibles.

En algunos medios se intenta que en las tertulias de contenido político haya representantes de todas las ideologías, que aunque se pasen el rato quitándose la palabra por lo menos tienen la libertad de dar sus puntos de vista, normalmente enfrentados. Aunque estos últimos días y con el asunto Sobres/Barcenas he podido observar que ni siquiera los analistas conservadores dejan pie con bola en este asunto, que por otra parte tiene muy difícil defensa.

Por supuesto a aquellas tertulias en las que todos los participantes son de la misma (extrema) ideología y en las que se dedican a insultar y despreciar al que no opine como ellos no les presto ninguna atención así que no puedo opinar sobre su falta de objetividad.

El fin de semana pasado estuve viendo un programa de investigación hasta que me dió tanta vergüenza ajena que no pude acabar de verlo. Porque si hay programas como Documentos TV (por poner un ejemplo de veteranía), que presentan reportajes normalmente hechos con profesionalidad y objetividad, hay otro tipo y que a mi personalmente me ponen de los nervios, en los que entre la música de fondo, las imágenes movidas para dar sensación de realidad, y los reporteros a pie de calle que parece que hayan ganado el título de periodistas en una rifa por el tipo de preguntas que hacen, no sabes si estás viendo una mezcla de telediario sensacionalista retransmitido por el equipo de Sálvame. Después de casi una hora de reportaje solo me quedo claro que Gao Ping está casado, tiene una casa muy grande y que sabe mantener un gesto impenetrable mientras el reportero en cuestión trota a su lado preguntándole si es el jefe de la mafia china (como si fuera a decir que si precisamente a él y así obtener una exclusiva mundial¿?).

Me quedo con el periodismo de denuncia, donde profesionales como Jordi Évole están demostrando que se puede informar con sentido crítico, educación y además en un lenguaje entendible para todos.

FACEBOOK

Hace unos días discutía con unos amigos sobre la famosa red de redes, Facebook; ninguno tenía página en dicha red social, tampoco navegaban por Internet con asiduidad, si acaso alguno la utilizaba para leer la prensa digital. Así que para ellos yo era una friki enganchada a una tontería virtual que no servía absolutamente para nada. Solo una amiga me comento por lo bajo que ella quería abrirse perfil, aunque no se lo iba a decir a su pareja, para evitar burlas.

De nada sirvieron mis argumentaciones a favor, no lo han probado, no me entendieron. Reconozco que engancha, pero gracias a ella he encontrado amigos que hacía muchos años que tenía perdidos, puedo charlar con gente que está muy lejos, mantener amistades recién estrenadas, estar al tanto de las novedades de las personas que me interesan, pero sobre todo… compartir.

Me encanta compartir noticias, música, imágenes, estados de ánimo… comentar, discutir, curiosear… y recibir información de todo tipo prácticamente al minuto, política, social, económica…

Y eso es lo que me ha enganchado de Internet, la información. Ahora mismo no podría imaginarme un futuro sin Internet, ya no por Facebook, sino porque nunca habría soñado con una fuente de información tan inmensa e inmediata. Yo, que soy de la época de las enciclopedias, que tenían su encanto pero quedaban rápidamente obsoletas en muchos de sus contenidos, considero un lujo poder aclarar cualquier duda que se me plantee prácticamente al instante. Hay millones de bytes repletos de datos interesantes flotando por ese espacio virtual universal. Solo hay que saber buscar.

Pero las novelas las sigo prefiriendo en papel. Siempre.

Hace tiempo encontré este divertido video. Y me sigue haciendo gracia.